La era de la exclusividad en consolas está llegando a su fin. Poco a poco, las fronteras que dividían a las comunidades de jugadores se están desdibujando, y con ello también la antigua toxicidad de la llamada guerra de consolas.
El pasado 26 de agosto fue un día histórico. Lo que parecía una actualización más escondía un cambio significativo: por primera vez, los jugadores de PlayStation pudieron disfrutar de la legendaria lucha contra los Locust en Gears of War: Reloaded, una remasterización del clásico de Xbox.
Al mismo tiempo, los usuarios de Xbox recibían Helldivers 2, un frenético shooter de ciencia ficción que hasta entonces era exclusivo de PS5 y PC. El título no solo representaba uno de los mayores éxitos recientes de PlayStation en su apuesta por los juegos como servicio, sino que ahora ampliaba horizontes al llegar a la consola rival.
La colaboración fue aún más allá. Sony y Microsoft trabajaron juntos para introducir en Helldivers 2 contenido inspirado en Halo, la saga insignia de Xbox, marcando un momento que pocos jugadores habrían imaginado hace años.
Durante décadas, la industria se movió bajo una regla clara: los mejores juegos debían ser exclusivos. Esa mentalidad alimentó rivalidades entre aficionados, dividiendo comunidades enteras. Sin embargo, esa dinámica está cambiando.
Nintendo sigue blindando sus franquicias en Switch, mientras que Sega abandonó hace tiempo la producción de hardware. Pero Sony y Microsoft han adoptado una estrategia diferente: poner sus juegos en manos de más jugadores, sin importar la consola. El terreno común fue primero el PC, con iniciativas como Game Pass en 2019 y el desembarco de grandes exclusivas de PlayStation en Steam, como Horizon Zero Dawn, God of War o Spider-Man.
Incluso otras editoriales, como Square Enix, dieron el salto al PC con títulos como Final Fantasy VII Remake y Final Fantasy XVI.
La idea de un ecosistema más abierto también se ha reforzado con adquisiciones como la de Activision-Blizzard por parte de Microsoft. Pese a los temores de exclusividad, Phil Spencer dejó claro que sagas como Call of Duty seguirán disponibles para todos:
“No tenemos ningún objetivo de usar Call of Duty para convencer a los jugadores de Xbox. Queremos que los jugadores de PlayStation sigan sintiéndose parte de la comunidad”.
La respuesta de los jugadores ha sido mayormente positiva. En foros como los de Gears of War y Helldivers 2 abundan los comentarios de entusiasmo por compartir experiencias con nuevas comunidades. En el caso de Helldivers 2, su llegada a Xbox incluso revitalizó la base de jugadores, alcanzando picos de actividad que no se veían desde su lanzamiento.
Eso sí, no todo será compartido. Grandes éxitos como Spider-Man 2 o Halo Infinite seguirán siendo estandartes de sus respectivas consolas. Mientras exista hardware, habrá competencia.
Aun así, con títulos como Gears of War: Reloaded y Helldivers 2 disponibles en plataformas rivales, la tendencia es clara: la época de los muros exclusivos está quedando atrás. Y el gran ganador somos los jugadores, que ahora tenemos más opciones, más comunidad y más diversión sin importar la consola.
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